Noa era un ser casi invisible: pequeña, negra, independiente, solitaria; pero una vida tan valiosa como la que más.
La podías ver por los jardines de alrededor de Don Jamón
dormiendo al sol o esperando un suculento bocado, regalo de algún
humano. Cruzando el paso de cebra como un peatón más, consciente ella de
su derecho a pasar por allí.
Hace unas semanas notamos que algo no iba bien en ella,
estaba delgada, la encontrabas por cualquier lado hecha un ovillo,
perdió las ganas de comer,... Se ingresó en la clínica veterinaria y
ayer nos dieron la triste noticia: su enfermedad había invadido casi
todo su pequeño cuerpo y la única medida compasiva era dormirla para
siempre. Así se hizo, ahora ya no sufrirá más.
A quienes la conocimos nos deja un poco más solos y muy
tristes. Su hueco en los jardines que ella ocupaba, su sombrita cruzando
el paso de cebra, su no presencia nos acompañará mucho tiempo.
Adios, pequeña Noa
Ayyyyy Noa, pequeñita Noa.
ResponderEliminarCómo un cuerpecito tan menudo puede dejar un vació tan grande?
Siempre que pase por tus lugares, no podré más que mandarte un gran saludito hacia ese nuevo dulce jardincillo tranquilo y alegre donde ahora te encuentres.
Siempre en mi recuerdo, mi chiquita Noa.