Se nos ha ido nuestro ángel travieso. Rambo ha vuelto a allí de donde vino: el país de los ángeles gatunos, de esos espíritus que dan tanto por tan poco y con ello embellecen nuestras vidas. Y se ha ido con su cara seria de gato sabio en sufrimiento y sus bonitos ojos bañados de ternura. Se ha ido y nos ha dejado un hueco en el corazón, aquel que él llenaba con sus mimos y sus abrazos, con su amor tan generoso.
A Rambo el luchador, el superviviente, el ganador de tantas batallas al dolor, a la vida y a la muerte; a Rambo, al fin, lo venció la muerte o le rindió la vida; se cansó de luchar y quiso irse de este mundo que no lo trató bien.
Todos aquellos que lo conocimos y lo amamos, nunca lo olvidaremos; en nosotros siempre tendrá un amoroso recuerdo, un trocito de alma.
¡Hasta siempre, Rambo!
Cuando muere un animal como Rambo, el mundo es más feo y más triste.
ResponderEliminarHoy me quedé sin mi gato Rambo, 21 años, si, 21, fue cachorro adorable, adolescente intratable, madurez sabia, senectud inteligente, siempre con mirada incisiva y curiosa que las cataratas no lograron apagar. Creo que la vida fue generosa conmigo al ponerme en la mano aquel gatito recién parido que hoy ya me falta para siempre. Gracias Rambo.
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